El 18 de diciembre se ha convertido en una fecha especial, icónica e histórica para el fútbol argentino y para el país. Dejó de ser un día más luego de la consagración en Qatar en 2022 tras la victoria ante Francia por penales que significó la obtención de la tan ansiada tercera estrella a nivel mundial para la Albiceleste.

Arabia Saudita, el resultado menos esperado

Eric contó que «era tan enorme la expectativa que llevábamos que Arabia Saudita era un trámite y estábamos pensando y armando el equipo para México. Fue un cachetazo para comenzar a tomar las cosas con otra seriedad y obligar al entrenador a tomar determinaciones sobre el equipo».

Para el ex jugador, «fueron muy duros los días después de la derrota porque Arabia es un país limítrofe a Qatar y había muchas cargadas, casi para agarrarse a las piñas, pero con buen humor».

Ante México, un paso importante de cara a la clasificación

Hasta el gol de Messi, Argentina mostró poco y la evolución futbolística fue de menor a mayor» y «fue un partido raro en la previa».

Una vez que el conjunto de Scaloni se puso al frente, sumado al ingreso de Enzo Fernández, el combinado nacional se plantó mejor en la cancha y definió el duelo ante los mexicanos con una gran acción individual del ex volante de River Plate. «Es el jugador que llega de última y termina siendo importante«, sostuvo Ginel sobre Fernández.

image.png

El mundo eufórico por Messi

Ginel manifestó que «la enfermedad por Messi es increíble, cuando atravesas la frontera, Messi es Dios, sobre todo para Bangladesh, Indonesia, África, India, Asia, pero para los europeos no», agrega entre risas.

«Yo pregunté, por qué Messi genera tanta idolatría y me dijeron ‘porque es un héroe bueno, no intenta sacar ventaja de nada y no protesta nunca‘. Me quedé pensando en cómo es el argentino, oportunista.

image.png

La final más vibrante

Goce, sorpresa, angustia, drama, confusión, consternación, nervios, desahogo y delirio, todo condensado en casi tres horas de acción, con una multitud desencajada en el estadio y todo un país en vilo a través de las pantallas de los televisores.

Fue una prueba para el sistema nervioso de los argentinos de la que no hubo indicios hasta el tramo final del tiempo reglamentario cuando el curso del partido tomó un rumbo adverso, como determinado por una fuerza exógena contraria.

Eric confesó que en la increíble atajada del Dibu Martínez a Kolo Muani, estuvo mirando al suelo. «Hasta el día de hoy no puedo volver a ver el partido final porque me emociona. Esos días no había grietas, estaba la misma bandera y todos eran uno«, cerró.

Fuente de la noticia

Comentarios